Si levantas hijos mentalmente fuertes y con poder de decidir; no importa si llegan duendecillos púrpura o cíclopes de oro… ellos sabrán cómo elegir correctamente.
NO ES LA BALLENA AZUL, SON LOS PATRONES DE CRIANZA (Por: Marisol Cardona – Psicóloga)
Es el momento de revisar los estilos de crianza actuales y reflexionar sobre lo que los padres están sembrando en sus hijos. Vengo leyendo sobre el “juego de la ballena azul” en redes sociales desde hace más de un año.
Es un juego virtual proveniente de Rusia, que consta de 50 retos que los jugadores deben pasar y finaliza con el suicidio de los mismos. Me parece curioso que sólo hasta esta semana, se convirtió en algo viral en Colombia.
Es curioso también, que le atribuyan los recientes casos de suicidio a este juego. En lo personal, creo que no es la ballena azul la culpable. Este juego es algo un poco reciente y el tema de suicidio en jóvenes es un problema mucho más antiguo. Veo padres bastante alarmados difundiendo la noticia y muy preocupados por conocer si sus hijos están haciendo parte del mismo. Yo les sugeriría que en lugar de querer saber esto, revisen si les están enseñando estrategias de afrontamiento a sus hijos, revisen cómo están aportando al fortalecimiento de su autoestima, revisen si están trabajando en su inteligencia emocional. Revisen como está la comunicación en sus hogares: ¿consideran que los canales de comunicación en su hogar están los suficientemente abiertos para que sus hijos les comenten cuando algo les esté sucediendo?
El fin de semana pasado, me vi entera una serie de Netflix llamada “13 reasons why” (13 razones por qué). Se trata de una muchacha de 17 años que se suicida, pero antes de hacerlo, deja grabadas en cassettes las 13 razones (o personas) que motivaron a que tomara esta decisión. De alguna manera, se asegura que las 13 personas escuchen todas las cintas y obviamente se sientan culpables por su muerte. Una joven como cualquiera, bonita, inteligente, con unos padres que la amaban y se preocupaban por ella (como seguramente ustedes aman a sus hijos y se preocupan por ellos), pero con evidentes conflictos con su autoestima, pasa por algunas situaciones desagradables en su colegio y no encuentra otra forma de salir de sus problemas, que suicidarse. Si bien, esta serie puede ayudar a crear una conciencia sobre las consecuencias del abuso (bullying), creo que deja un mensaje de que es más fácil acabar con una vida que duele, que ser más abiertos en la comunicación y expresar directamente lo que están sintiendo. El tema es muy profundo, sobre todo considerando que, si hay depresión, el asunto se hace más complejo y requiere de una atención profesional inmediata.
Importante también revisar cuál es el sentido de la vida que les están enseñando a los jóvenes. Padres que consciente o inconscientemente, están inculcando en sus hijos el valor del “tener” y no el valor del “ser”. Padres que creen que la educación en valores (la que recibimos muchos de nosotros), es anticuada y no aplica para esta época. Padres que exigen perfección a sus hijos en todas las áreas y que no les enseñan que en la vida hay éxitos, pero también fracasos, y que estos se deben saber afrontar para forjar el carácter.
Entiendo que quien creó el juego de la ballena azul, tiene una mente retorcida para querer que niños y jóvenes acaben con su propia vida. Pero una persona inteligente emocionalmente, verá este juego y pasará de largo. Una persona con una autoestima fuerte, no permitirá que otros decidan sobre su propia vida y no permitirá que alguien quiera pasar por encima suyo. Padres, abran los canales de comunicación. Traten de ser más accesibles para sus hijos. No culpen a las redes sociales que ustedes mismos usan de manera indiscriminada y sin límite de tiempo. Fomenten en sus hijos otras formas de utilizar el tiempo libre: ¿cuándo fue la última vez que su hijo le vio leyéndose un libro? Recordemos que el ejemplo habla más que las palabras.
Hoy es la “ballena azul”, mañana qué será: ¿el “hipopótamo morado”? ¿la “jirafa amarilla”? Sea la tendencia bizarra que llegue, los padres deben estar atentos a sus hijos y a las posibles señales de que algo les está ocurriendo. Deben estar dispuestos a dedicar tiempo a escucharlos, amarlos y brindarles el apoyo que necesiten.